Los padres son una especie que ha ido evolucionando, hoy ya solo con recuerdos aquellos viejos autoritarios a quienes se les debía casi pleitesía, una mirada era suficiente para frenar cualquier intento de rebeldía o simple desobediencia. Los castigos físicos eran el elemento disuasivo con que se lograba tal posición.
Con el paso del tiempo ya los padres buscan entender y comprender a sus hijos, comparten sus inquietudes y son cada vez más activos en la crianza de los hijos. Comparten mucho más con las madres la labor educativa y formativa formal y del día a día.
Loa padres son una especie que ha ido modificando su forma de relacionarse con sus hijos, pero lo que no ha cambiado es el amor y cuidado que ellos brindan a sus hijos. Los viejos de antaño por rústicos o básicos que fueran en sus relaciones interpersonales, siempre estaban dispuestos cuando se les necesitaba.
Yo comparo el recuerdo de mi padre, en sus buenos momentos, con el de mi hijo casado y su pequeña Eli y son seres tan distintos en su actuar diario en su forma de trasmitir amor cariño y afecto a sus hijos. A pesar de ser seres tan distintos tiene cosas en común, como el recuerdo de la mano segura de mi papá cuando yo siendo niño, casi caía en nuestras caminatas por el “Cerro Chena” en San Bernardo, similar a la mano de mi hijo extendida a su pequeña ahora que comienza a caminar.
Los padres son una especie en evolución pero su ADN no ha cambiado, ellos llevan el ADN del amor.