copia-de-manosalfareroEn el pasado domingo la Palabra de Dios nos llevó a reflexionar en el pasaje de Jeremías 18, donde Dios usa el trabajo de un  alfarero para entregar un mensaje a su pueblo.

El alfarero trabajaba en la rueda, refiriéndose al mecanismo que permitía que la masa de barro girara sobre un eje y así poder darle con mayor facilidad forma al objeto a fabricar. Mientras fabricaba una vasija, esta  se echó  a perder,  y el alfarero la hizo distinta de acuerdo a lo que el pensó que era mejor. Ante esta escena Dios le dice al profeta que el pueblo es el barrio y Él el alfarero. Hay dos interesantes ideas en este pasaje.

Primeramente a veces ocurre que  el proceso que Dios desea realizar en nosotros es alterado, pues “nos echamos a perder”.  Puede ser por  agentes externos a nosotros, recordemos el pasaje del hacendado que sembró buena semilla en su campo, pero que en la noche vino el enemigo y sembró cizaña en su campo, contaminando lo sembrado, afectando el crecimiento y productividad del campo.  Así a veces el enemigo usa a otros para afectar nuestros sentimientos y compromisos con Dios.  Otras veces tal como le ocurrió a David, en su relación inicial con Bertsabe, son nuestras propias concupiscencias las que dan a luz el pecado y nos “echamos a perder”.

Le segundo es que a pesar de este fallido intento de hacer algo útil de nosotros, Dios no nos deja como un montón de barro inútil y abandonado, sino que nos toma nuevamente en su manos y vuelve  pacientemente a trabajar en nosotros para darnos otra forma, como el piensa que es mejor para la obra del evangelio y para nosotros mismos.

Dios es soberano para darnos la forma que el determine y nosotros debemos someternos a nuestra condición de barro, pero no de un barro cualquiera, sino de un barro en manos del alfarero, un barro al que Dios quiere darle una forma útil.  Tal vez Dios desea iluminar tu hogar, tu entorno familiar, tu entorno laboral o estudiantil, pero para eso necesita darte la adecuada forma de un candelero.  ¿No crees que podrías ser un jarro que porte agua fresca y vivificante para los que los rodean?. Donde hay amargura y sinsabores de la vida, tal vez podrías ser una frutera con dulces y reconfortantes  frutas.  Pero si Dios no puede hacer de nosotros un candelero, o una vasija o una bandeja para frutas, no podremos cumplir el propósito de Dios con nosotros y con quienes nos rodean.

 

Somos solo barro, pero un barro bendecido de estar en las manos del divino alfarero.

 

 

JGR

 

 

 

1 Comment

  • Sucy
    Posted diciembre 1, 2015 4:07 am 0Likes

    gracias por darnos las cuarto palabras, tienen gran poder para el cambio, es verdad y estoy de acuerdo, solo que en vez de concluir con preocuparnos,yo diria ocuparnos, pues la preocupacion a veses solo se queda en la mente y la ocupacion es tomar accion sobre lo que estamos intentando , es solo una sugerencia pero entiendo el sentido que le estan dando al decir preocuparnos, solo que conosco mucha gente preocupada pero con 0 accion. gracias otra vez.y bendiciones.

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