Se acerca el “Día de la Iglesia Evangélica Chilena” y es valido preguntarnos, ¿Cómo llegamos nosotros a ser parte de esta organización?, ¿Cómo fue que llegamos a ser parte del cuerpo de Cristo en la tierra?.
Todos los integrantes de la Iglesia somos seres individuales y distintos, con pasado tan distinto el uno del otro, pero por alguna razón hoy, como dice la escritura, “somos de un solo corazón y una sola alma”. Para entender mejor esta problemática, revisaremos tres pasajes que espero nos iluminen al respecto.
En Lucas 8:26 – 39 leemos del encuentro de Jesús con el Gadareno. Un hombre que vive aislado, perdido en una locura sofocante, preso de las cadenas de la demencia y abandono, incapaz de tomar decisiones cuerdas, pues su mente esta atiborrada de fantasmas y depresiones, arrastrando tras de sí a su familia y seres queridos. Seres alejados de los hombres, parias de la sociedad y sin Dios. Así los encontró Dios, sumidos en el alcohol, las drogas, la depresión, familias perdidas y sumidas en el dolor, El rompió las cadenas y les dio una nueva vida y hoy están aquí.
El pasaje de Felipe y el Etíope que se halla en Hechos 8:26-40 nos muestra otro tipo de persona, No son gente de vidas complejas socialmente, al contrario, son gente de un buen pasar mental y social, viven sosegadamente y hasta son un buen aporte a la sociedad, pero todo el tiempo se lo pasan buscando algo espiritual que los llene en su vida interior, no escatiman esfuerzos en hallar algo que le dé respuesta a sus inquietudes espirituales . En esa búsqueda a través de la religión, y otras experiencias exotéricas, los encontró Dios y hoy están aquí.
Otro pasaje del libro de Los Hechos 16: 11 – 40 es el de la conversión del carcelero de Filipo. Un hombre que vive su vida sin mayores preocupaciones, un hombre común y corriente, que trabajaba y hacia bien su trabajo, se esforzaba por cumplir con sus obligaciones, además tenía una familia unida que le respetaba y amaba. No tenía necesidad ni interés en conocer a Dios ni le buscaba, tampoco la vida le había tratado extremadamente mal. Viviendo su vida sin sobresaltos ni ansiedades Dios lo hallo y le dio un nuevo sentido a su vida.
No sé cuál de estos tres ejemplos refleja mejor su vida anterior y donde le hallo Dios, pero una cosa es cierta, Dios salió a su encuentro, le salvo, le dio una nueva vida y te acogió como su hijo. Hoy estamos aquí, pues estando lejos de Dios Jesús nos hizo cercanos mediante un camino nuevo y vivo , trazado con su propia muerte en la cruz.