1° Samuel 1-12
“Y Elcana su marido le dijo: Ana, ¿por qué lloras? ¿por qué no comes? ¿y por qué está afligido tu corazón? ¿No te soy yo mejor que diez hijos? Y se levantó Ana después que hubo comido y bebido en Silo; y mientras el sacerdote Elí estaba sentado en una silla junto a un pilar del templo de Jehová, ella con amargura de alma oró a Jehová, y lloró abundantemente. E hizo voto, diciendo: Jehová de los ejércitos, si te dignares mirar a la aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva, sino que dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida, y no pasará navaja sobre su cabeza. Mientras ella oraba largamente delante de Jehová, Elí estaba observando la boca de ella. Pero Ana hablaba en su corazón, y solamente se movían sus labios, y su voz no se oía; y Elí la tuvo por ebria. Entonces le dijo Elí: ¿Hasta cuándo estarás ebria? Digiere tu vino. Y Ana le respondió diciendo: No, señor mío; yo soy una mujer atribulada de espíritu; no he bebido vino ni sidra, sino que he derramado mi alma delante de Jehová.
No tengas a tu sierva por una mujer impía; porque por la magnitud de mis congojas y de mi aflicción he hablado hasta ahora. Elí respondió y dijo: Ve en paz, y el Dios de Israel te otorgue la petición que le has hecho.”

Consolar: – aliviar la pena o aflicción de una persona.

Cuando mi hijo David tenía 9 años se fracturo el fémur y a pesar que ya había presentado otras fracturas por su enfermedad, quede desolada cuando me entregaron a mi hijo enyesado desde las axilas hasta los pies excepto una pierna, tieso sin poder moverse, mi corazón se entristeció, pero sin demostrarle nada a mi hijo. A pesar que me decían palabras para confortarme nada me consolaba. En mi oración antes de acostarme derrame mi corazón ante mi Dios y le decía que no me pararía hasta sentir la paz que necesitaba; así estuve mucho rato hasta que esa pena que embargaba mi alma se desvaneció y vino el consuelo que anhelaba. ¿Qué pasa cuando las palabras de consuelo dichas por nuestros cercanos no son suficientes para consolar nuestro corazón?:_

1. Dios tiene ese poder de ver nuestros corazones afligidos y al buscar el consuelo ÉL nos cobija bajo sus alas y nos responde.

2. El único cuidado que se debe tener es no hacer promesas que no estemos dispuestos a cumplir. Ana prometió entregar su hijo si Dios le respondía su petición y cumplió entregando al hijo que tanto deseaba al servicio de Dios.

Cuando se encuentre en una profunda tristeza, las lágrimas brotan sin quererlo y las palabras de las personas no le consuelen en esos momentos busque a Dios de todo corazón le aseguro que ÉL siempre está dispuesto a oír y dar la paz que tanto necesitamos.

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