Un dato curioso de las ovejas es que cuando se estresan, caen de lado y luego caen sobre su espalda, lo que no les permite que se levanten con facilidad. Mientras están ahí sobre su espalda se le acumula gas y se endurece su estómago.

La respiración se hace difícil, y comienzan a asfixiarse. Le sube la presión, y procede a tener problemas de “flujo de sangre”. A esto literalmente se le llama una oveja caída o derribada. En ese estado la oveja con las patas al aire lo único que hace es balar (gemir, berrear) y llorar.

Esas son usualmente las ovejas que se han descarriado por curiosas, en ocasiones por desobedientes, y en otras simplemente porque le gusta alejarse del rebaño.

Cuando un pastor restaura una oveja caída, la tranquiliza, luego le da masajes a sus patas para restablecer la circulación (flujo de la sangre), poco a poco hasta que la levanta y la sostiene suavemente para que pueda recuperar su equilibrio.

Esta es una hermosa ilustración de lo que Dios hace por nosotros cuando estamos boca arriba, agitados por la culpa, el dolor o las rencillas. Nuestro amoroso Pastor nos tranquiliza con su gracia y amor, nos levanta y nos sostiene hasta que recuperamos nuestro equilibrio espiritual. cuando estamos abatidos por alguna situación, Dios es el único que puede ayudarnos a ponernos en pie otra vez. El restaura nuestra confianza, nuestro gozo y nuestra fuerza.

Confortará mi alma

Salmo 23:3

Es la mejor descripción de lo que nuestro Dios hace por nosotros, porque cuando nos sentimos más agobiados por las diferentes circunstancias de la vida, hemos sentido las cariñosas manos de Dios envolviéndonos, reponiendo nuestras vidas y devolviéndonos la paz perdida. En el fondo, restaurando nuestra alma.

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