Este 08 de marzo, como todos estos últimos años se celebrará el día de la mujer. En la Biblia podemos encontrar muchas mujeres valientes que tuvieron que sobrellevar batallas o la muerte de sus hijos o algún tipo de abuso. Así, vemos a Deborah, quien luchó contra los cananitas, a María, quien tuvo que ver como moría su hijo, a la mujer que iba a ser apedreada acusada de adulterio. También en estos tiempos existen mujeres de fe que deben superar diversas circunstancias que les toca atravesar, a quienes podemos llamar mujeres valientes.

En estos tiempos, hay una fuerte y triste realidad que afecta a las mujeres, es la violencia y acoso físico y psicológico, una realidad que a veces avergüenza y se oculta o reprime, una realidad que exige que las víctimas sean mujeres valientes.

Hace unos años atrás acudí a un seminario sobre el abuso destinados a mujeres cristianas solamente. La expositora era de la secretaria de la mujer y explicó muy bien las diferentes formas de abuso que existen tanto físicas como psicológicas. Pidió que hicieran una fila quienes hubieran sufrido alguna forma de abuso, yo pensé instantáneamente que nadie se pararía, pero para mi sorpresa muchas de las hermanas se pararon a contar su testimonio. Yo misma, debería haberme parado, porque siendo una niña de 6 años sufrí tocaciones inapropiadas por parte de un primo que se alojaba en mi casa. A los 14 años en un microbús que iba lleno, un hombre me subió mi jumper y me manoseo mis piernas. Supongo que para mis abusadores no fue nada, pero a mí me marcaron de por vida. Vi a mi madre sufrir abusos por parte de mi padre por muchos años, cuando tuve la edad tratando de defenderla, los golpes me llegaban a mí también. En todos estos eventos y otros más que han marcado mi vida, el hecho de sentirme amada por Dios, me ha restaurado, no siento odio, ni ansias de venganza. Solamente el amor de nuestro Señor me ha ayudado a superar todo esto.

A las mujeres que tengan que combatir este tipo de batalla, les puedo decir que no están solas, que Dios es quien puede ayudarnos a seguir adelante, si en la vida diaria se le tiene a Él en nuestro corazón. A estas mujeres que deben librar batallas cada día, les animo a que no permitan que el dolor por el abuso las derrote.  No solo Dios, sino también sus hermanas y hermanos estamos disponibles para acompañarlas en esta batalla, es un llamado es a ser mujeres valientes.

Todos los eventos malos que nos suceden en la vida son visitantes indeseados, pero nuestro Dios es quien se queda para siempre para amarnos.

“Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.” Romanos 8:37

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