Hna. PIlar

2° Pedro 1:1-11 (leguaje sencillo)
Yo, Simón Pedro, estoy al servicio de Jesucristo, quien me envió a anunciar su mensaje. Reciban mis saludos. Jesucristo, nuestro Dios y Salvador, ha sido justo y bueno con todos ustedes, pues los hizo confiar en él, como nos hizo confiar a nosotros. Le pido a Dios que los ame mucho y les permita vivir en paz, y que ustedes estén siempre dispuestos a conocer más a Dios y a nuestro Señor Jesús. Vivir como Dios quiere. Dios utilizó su poder para darnos todo lo que necesitamos, y para que vivamos como él quiere. Dios nos dio todo eso cuando nos hizo conocer a Jesucristo. Por medio de él, nos eligió para que seamos parte de su reino maravilloso. Además, nos ha dado todas las cosas importantes y valiosas que nos prometió. Por medio de ellas, ustedes podrán ser como Dios y no como la gente pecadora de este mundo, porque los malos deseos de esa gente destruyen a los demás. Por eso, mi consejo es que pongan todo su empeño en:
Afirmar su confianza en Dios, esforzarse por hacer el bien, procurar conocer mejor a Dios, y dominar sus malos deseos. Además, deben ser pacientes, entregar su vida a Dios, estimar a sus hermanos en Cristo y, sobre todo, amar a todos por igual.
Si ustedes conocen a Jesucristo, harán todo eso, y tratarán de hacerlo cada vez mejor. Así, vivirán haciendo el bien. Pero quien no lo hace así es como si estuviera ciego, y olvida que Dios le ha perdonado todo lo malo que hizo. Hermanos, Dios los ha elegido para formar parte de su pueblo, y si quieren serlo para siempre, deben esforzarse más por hacer todo esto. De ese modo, nunca fracasarán en su vida cristiana, y Dios, con gusto, les dará la bienvenida en el reino de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, quien reina para siempre.
Vemos en estos versículos una guía de lo que debemos hacer para crecer en nuestra vida espiritual. Que Dios nos ayude para tener claro lo que debemos hacer. Esto no es opcional, esto es por fe, no es algo que nazca de nosotros porque la naturaleza del ser humano es ser llevado al mal; por lo tanto, este deseo de crecer espiritualmente viene de parte de Dios.
Cuando nacemos de nuevo, Dios nos capacita para vivir una vida diferente a lo que era la anterior. Para ayudarnos con esto, el apóstol Pedro hace un listado: –
1.- Aprender a conocer a Dios.
2.- Cultivar la paciencia.
3.- Entregarnos a la voluntad de Dios.
4.- Amar a nuestros hermanos y a nuestros semejantes.
Este crecer espiritual no viene de repente, no es de un día para otro, es un arduo trabajo. Por esto debemos pedirle a Dios su ayuda diaria, debemos estar siempre leyendo su palabra, que es un manual de como debemos comportarnos con nuestros hijos, como ser con nuestro cónyuge, como tratar a nuestras familias y amistades.
Debemos tener claro que debemos trabajar en estas cosas en conjunto, no podemos cultivar solo la paciencia y esperar a ser pacientes para empezar a amar a nuestros semejantes. Lo importante que todo que hagamos, sea con un corazón sincero. El proceso, a veces es difícil. Antiguamente, a pesar que los pastores eran muy estrictos, los hermanos obedecían sin cuestionar. Hoy en día, el trabajo pastoral es más difícil, hay que tener mucho cuidado con las palabras que se digan para que los hermanos no se sientan, a veces el enojo puede más que el mirar al Señor.
Dios nos forma con un carácter espiritual, nos va moldeando, según lo que haya que sacar y mejorar para ir creciendo en nuestra vida espiritual. Debemos tener claro que como hijos(as) de Dios nos estamos jugando la vida eterna sino trabajamos en nuestro crecimiento espiritual.
Debemos procurar vivir continuamente en lo que llamamos el primer amor, porque cuando una persona lo pierde, va encontrar un montón de cosas que no le agradaran, lo que le hará menguar en su vida espiritual.
También es importante entender que las personas con quienes nos relacionamos a diario, deben ver en nosotros un hijo, una hija de Dios, que nuestros hechos, nuestras actitudes, hablen por sí solas, no por la vestimenta externa sino por lo que tenemos en nuestro corazón.
Tal vez el proceso por el cual el Señor nos hará pasar para tener este crecimiento espiritual no será fácil, pero tenemos un propósito que debemos cumplir y para ello Dios nos moldeará conforme su voluntad para trabajar en su obra, obreros que canten, obreros que oren, obreros que prediquen, cualquier sea el trabajo hagámoslo con un corazón sincero y humilde, Dios ve nuestro corazón. Todos somos importantes porque somos del cuerpo de Cristo.
Pidamos a Dios que nos ayude a estar dispuestos cada día a conocerle más y a crecer en nuestra vida espiritual para que vivamos como Él quiere.
Hermana Pilar Villegas