Camino a Semana Santa con Maria

 

Nos acercamos a semana santa y aprovechamos esta instancia para mirar los últimos días de la vida y ministerio terrenal del Señor  Jesús.

Seis días antes de la pascua, así comienza el pasaje  de Juan 11 situándonos a una semana de la muerte de Jesús.  Nos aclara que estamos en Betania a aproximadamente a 3 kilómetros de Jerusalén en casa de “Simón el leproso”, seguramente un hombre que había sido sanado por el Señor Jesús y a la mesa está entre otros , Lázaro su amigo que había resucitado de los muertos.  Mientras Marta como habitualmente lo hace sirve la mesa para atender de la mejor manera a su maestro, aparece en escena Maria con un alabastro en su manos conteniendo un perfume de gran calidad y precio.

Se acerca al Señor y en una actitud de cariño, afecto, gratitud y devoción hacia su Señor  derrama sobre el maestro este perfume, cuyo aroma llenó la habitación. Algunos de los asistentes instigados por Judas murmuran contra la mujer, señalando que todo el dinero gastado debería haberse destinado a  los  pobres.  Ante esto Jesús defiende a Maria entregándonos en  su defensa valiosas enseñanzas para el quehacer del creyente.

Dijo: “Esta ha hecho lo que podía”.  Dios no nos pide más de lo que nosotros somos capaces de hacer, pero dentro de lo que somos capaces intelectualmente, físicamente y referido a nuestros recursos económicos, debemos hacer lo que podamos , pensando siempre que lo mejor es para el Señor.  Ayer un hermano relativamente  nuevo en la congragación me dijo al termino del servicio:  ”Pastor  ye entiendo que lo mejor que pudo dar a Dios es mi tiempo, puedo tener algo de dinero tal vez, pero mi tiempo es lo mejor que puedo darle al Señor”. Estreche su mano y le dije: hermano has interpretado correctamente la Palabra de Dios.

Añadió en la defensa; Lo hizo para preparar mi cuerpo para la sepultura.  Jesús sabía que se acercaba su muerte, pero a pesar de advertírselo a sus seguidores, estoy seguro que ninguno incluyendo a Maria, pensaban que sería solo en una semana más tarde. Su acto de amor, cariño, devoción y gratitud, a través de ese perfume, fue para el Señor una preparación para su muerte misma. El acto de la mujer fue percibido por Jesús  en una magnitud y cosmovisión que ni siquiera Maria podría vislumbrar o entender.  Todo lo que hacemos Dios lo percibe en su real magnitud. Si cantamos el no solo escucha nuestra voz o instrumento, el percibe nuestro corazón que le alaba, percibe los sentimientos que nos llevan a alabarle, a bendecirle, a adorarle. Lo mismo ocurre en cada acto religioso que hacemos en los servicios de la Iglesia o en nuestro diario vivir.

Finalmente menciona: Donde quiera que se predique este evangelio , se recordará lo que esta mujer ha hecho para memoria de ella. Dios no olvidara jamás lo que hizo Maria y a pesar de los siglos transcurridos en miles de lugares s se recuerda este pasaje simple y  casi sin importancia ante los hombres  de derramar perfume sobre alguien. Por simple y común que sea  lo que hacemos por  el Señor y su evangelio, Dios no lo olvida. Ojala cada uno de nosotros alguna vez seamos usados por Dios para realizar una obra trascendente aun a los ojos de los hombres por el bien del evangelio, pero te puedo asegurar que si así no fuere, cada obra por insignificante ante los ojos de los hombres, Dios la considera y no la olvida, pues Dios no es deudor de nadie.

Maria hizo lo que podía, Dios percibió la esencia de ese acto y no lo olvidó. Ese es el llamado de Dios para nosotros , mientras nos encaminamos a Semana Santa..

 

Un abrazo y bendiciones.

 

 

JGR

 

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