He tenido varios días, ya un par de semanas, complicado de salud. Por maestrear excesivamente en casa tuve una atrofia muscular severa en la espalda, brazos, manos, cuello y muy fuertemente en los hombres y en el pecho, eso sumado a las frecuentes descompensaciones de mi cuerpo enfermo.

Dolores intensos que me impedían realizar mis actividades cotidianas, incluso vestirme, y tener que pasar parte de la noche sentado, por los dolores. Resignación por el resultado del descuido con mi cuerpo, pero me consolaba a mí mismo pensando que los médicos que ahora me censuraban, nunca me habían advertido de ello.

Noches y días de dolor, noches de pensar, noches a los pies de mi Seños esperando misericordia.

No deseo estimular su compasión hacia mí, sino deseo contarlas de uno de mis fuertes apoyos en esos momentos.  Saben bien que mi Señor fue, es y será mi sustento y apoyo, pero en estos días y noches, pero mi esposa ha jugado un papel vital, no solo me ayudo y auxilio en los momentos más álgidos, sino que con su mirada me decía constantemente te amo y estoy aquí para ti. Cuando aplicaba cremas a mis espaldas adoloridas, sus manos no solo depositaban la crema sino también protección, me impregnaba de ese amor ágape que enseña la escritura.

En esos momentos recordaba lo que dice el libro de Eclesiastés 4

Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo.

10 Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero !!ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante.

11 También si dos durmieren juntos, se calentarán mutuamente; mas ¿cómo se calentará uno solo?

12 Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán;

Cuan importantes es nuestra pareja en nuestra vida y no deberíamos pasar por momentos difíciles y de prueba para poder reconocer lo valiosa que es para nosotros la pareja que Dios nos dio. Debería ser habitual el manifestarle nuestro amor, aprecio y cuidado.

Como todos, con mi esposa hemos pasado momentos buenos y malos en el matrimonio, pero en todos esos momentos ha sobrevivido el amor. Si han visto la película “La bella y la bestia”, entenderán porque hemos tenido nuestras diferencias y, ahora que ya estamos en el tramo final de nuestro caminar juntos, podemos decir Eben Ezer hasta aquí nos ayudó Jehová.

Permítanme invitarles a que seamos sabios y le demos vida a nuestros matrimonios. No les daré la formula, pues yo mismo la desconozco, pero como dijeron los pastores de la charla respecto al matrimonio de hace unos días atrás, busquen las cosas que mutuamente pueden molestarles y trabajen en ellas.

 Si fortalece su matrimonio, un día experimentará lo que yo en estos días, que una mano deposita más que una crema, deposita en uno cuidado, cariño y amor.

Un abrazo y bendiciones.

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