Porque Jehová da la sabiduría, y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia.
Proverbios 2:6
Llegó marzo, y con él los tacos interminables, metros y buses colapsados, largas filas para hacer trámites, y el peor castigo para algunos ¡la vuelta a clases! Es que levantarse temprano, aguantar las clases interminables y todas las tareas no son cosas fáciles de llevar para los niños (y para los no tan niños que están estudiando), pero yo creo que lo peor del retorno a clases son las “benditas” pruebas.
Debo reconocer que más de alguna vez cuando estaba en medio de una prueba le rogaba al Señor que desplegara un lienzo con las respuestas correctas (si a Pedro le hizo aparecer animales ¿qué le costaba mostrarme los resultados?) desgraciadamente eso nunca pasó.
Lo realmente efectivo fue poner en práctica lo que mi papá siempre nos decía antes de estudiar “Niñas, pídanle a Dios que les ayude a retener la información en la cabeza, que no se les olvide y que refresque su memoria, porque de él es la sabiduría y la inteligencia”, y abría su Biblia y nos mostraba dónde estaba escrito eso.
Aún ahora, que egresamos de nuestras carreras y estamos trabajando nos repite lo mismo, y es que en todo momento necesitamos de la ayuda de Dios, siempre estamos aprendiendo, porque la vida es una enseñanza constante, debemos aprender a ser mejores personas, a convivir con quienes nos rodean, y sobre todo a ser cada día mejores hijos de Dios.
Debo reconocer que de todo lo que he aprendido y seguiré aprendiendo, el consejo de mi papá ha sido una de las mejores lecciones, porque aún sigo aplicándolo, en cada ruego antes de comenzar el día, le pido que me de inteligencia y sabiduría, que amplíe mi conocimiento, y que me ayude a ser cada día mejor.
A los que comienzan un nuevo año académico: ¡Animo!, Dios estará con ustedes aumentando su inteligencia, apoyándolos en el proceso de aprendizaje, pero recuerden que este es un trabajo colaborativo, él los ayudará si ustedes se esfuerzan, si estudian y confían en él.
Alejandra Ross Martinez
