Estimados en Cristo

Estamos por terminar un año más. Al terminar este año es prudente hacer una revisión de cómo se desarrolló este año, sus vivencias, sus logros, sus bendiciones, sus frustraciones, sus luchas y también sus derrotas.

Hemos vivido un año más, vivir es definido como “la propiedad o cualidad esencial de los animales y las plantas, por la cual evolucionan, se adaptan al medio, se desarrollan y se reproducen”. Esta definición fría se hizo realidad en nosotros, este año sin dudas evolucionamos como personas, algunos en forma positiva y tristemente algunos tal vez en forma negativa, nos tuvimos que adaptar a nuevas realidades personales y grupales, desarrollamos nuevos vínculos de amor y compañerismo con algunos hermanos y familias que pasaron momentos difíciles y tristemente algunos vínculos se rompieron. De esta definición nos queda como deuda el reproducirnos como congregación, estamos al debe en cuanto a crecimiento congregacional.

Ha llegado el fin de un año que ha sido particularmente complejo para muchos de nosotros como personas, como familias y también como congregación. He oído expresiones de pesar y desánimo y aunque pareciera que los últimos hechos los avalan, no deben olvidar que El Conquistador nació en el corazón de Dios.

Quiero en esta ocasión recordarles el mensaje predicado el domingo 20 de agosto del 2017.

Marcos 6:45-52

45 En seguida hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a Betsaida, en la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud.

46 Y después que los hubo despedido, se fue al monte a orar;

47 y al venir la noche, la barca estaba en medio del mar, y él solo en tierra.

48 Y viéndoles remar con gran fatiga, porque el viento les era contrario, cerca de la cuarta vigilia de la noche vino a ellos andando sobre el mar, y quería adelantárseles.

49 Viéndole ellos andar sobre el mar, pensaron que era un fantasma, y gritaron;

50 porque todos le veían, y se turbaron. Pero en seguida habló con ellos, y les dijo: !!Tened ánimo; yo soy, no temáis!

51 Y subió a ellos en la barca, y se calmó el viento; y ellos se asombraron en gran manera, y se maravillaban.

52 Porque aún no habían entendido lo de los panes, por cuanto estaban endurecidos sus corazones.

Mucha atención a lo que ocurría en el monte mientras los discípulos batallaban contra el mar y el viento en Marcos 6:47-48 dice:

47 y al venir la noche, la barca estaba en medio del mar, y él solo en tierra.

48 Y viéndoles remar con gran fatiga, porque el viento les era contrario, cerca de la cuarta vigilia de la noche vino a ellos andando sobre el mar,

Los discípulos batallaban solos en medio del mar, pero Jesús desde lo alto los miraba y cuando los vio fatigados fue en su auxilio. Hoy Jesús también a nosotros, que estamos sufriendo vientos contrarios de parte de nuestro enemigo, nos mira desde lo alto y esta pronto para ir en nuestro auxilio.

El comienzo de un nuevo año es siempre el plantearse nuevos desafíos, es olvidar lo pasado y creer en lo que viene, que el nuevo año será más venturoso y menos complejo para las personas, las familias y la congregación y aunque nuevamente soplen vientos y aún más huracanados, debemos confiar que desde lo alto Él nos vera bregar con gran fatiga y pronto acudirá a nuestro auxilio.

Junto a Ivonne deseamos de todo corazón que el nuevo año sea de mucha bendición y prosperidad para cada hermano, cada familia y toda la congregación de la Iglesia El Conquistador.

Un abrazo y bendiciones

Juan Guamán Rivas & Ivonne Medrano de la Fuente

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